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Soy mujer en toda la extensión de la palabra. Quizá no una mujer convencional, de esas que te encuentras en cualquier lugar, y que se reducen a la «complejidad» femenina que el hombre no entiende. Soy una mujer que le encanta soñar. Sueño con mis pies bien puestos sobre la tierra, segura de que no voy a tambalear si un anhelo se quebranta en medio de la turbulencia de mi viaje. Sueño, y así sonrío. Sonrío esperando que cada día venga a mí, lleno de oportunidades, ya sean espontáneas o incluso esas que yo misma puedo aprender a tejer y fabricar.

Soy mujer y creo en las maravillas que esta vida guarda para mí. Sé que si es mi turno de aguardar por una mejor situación, la paciencia es lo más valioso que existe en este momento. Ser paciente, siempre con una sonrisa, no importando el tiempo que pase, eso es lo básico en este mundo. Dejaré que el tiempo pase a su gusto, si quiere correr le dejaré llevarme, y si quiere pausar su andar, también es bienvenido.

Soy soñadora, artísta y música. Soy compleja y simple a la vez. Jamás he sido definida por una sola faceta en mi vida y, como bien dijo cierta persona una vez, soy una cajita llena de sorpresas. Puedo ser una caja de regalos, aunque si la persona equivocada se acerca puedo llegar a convertirme incluso en la caja de Pandora. Soy mujer, soy humana. Soy un alma nómada, errante. Soy un ser libre, que no soporta ser apresada por cualquier cosa. ¡Mi alma siempre anhela la libertad!

Escribo, plasmando en palabras aquellas imágenes que mi mente crea a diario, o al menos trato de mostrar aquellas imágenes más significativas. Me he vuelto tan artísticamente dependiente que si no escribo lo que mis ideas dibujan, siento como si una pequeña parte de mí se ha perdido en el infinito y jamás regresará.

Soy mujer… Soy completa en todo aspecto. Quienes han llegado a conocer mis múltiples facetas sabrán que la exageración sobre mí misma no va con mi personalidad. Es más, tiendo a ocultar la mayoría de mis facetas bajo la superficie, como un iceberg flotando en medio de los mares del norte del planeta. Por todo esto y más, me considero completa.

Soy mujer completa. No me gustan los términos medios. Quien quiera conquistarme, debe saber eso. Si quiere algo conmigo, no será solo por el momento, jamás será solo un juego. Yo no quiero algo solo porque sí… ¡Quiero el paquete completo! Sé que he de esperar tanto como sea posible y poner en práctica esa paciencia que me caracteriza. No me importa si es alto, bajo, gordito, delgado o atlético. No me podría importar menos el color de ojos, la tez  o cabello. Lo que sí marca la diferencia será que tenga metas, tenga sueños, tenga planes con su vida, que no se conforme con cualquiero cosa para vivir. Quiero un hombre completo, no un hombre cualquiera, ni una media naranja. Quiero que esté lleno de vida, que comparta mis valores, que comparta mis anhelos, que comparta su felicidad conmigo.

Quiero poder ser luz para él y que él lo sea para mi. Soy mujer que ama con todo su corazón y soy capaz de entregar cuerpo y alma a quien en realidad lo merece. No soy mujer convencional. Soy de esas que consideran los térmimos medios como cobardía, aunque la vida esté llena de matices las personas deben saber qué quieren y no quedar como Tarzán entre dos lianas.  Desde ya aviso que si me quiere me querrá completa, con mis altos y bajos, con mis risas, sueños, tristezas y enredos. Me amará con todo mi mundo, mis historias, pasado, presente y futuro. Así me amará. Y, yo, como mujer completa le amaré como ninguna otra lo hará, con todas sus virtudes y defectos, con sus ires y venires, con sus tropiezos y victorias, con sus errores y aciertos… Le amaré con todo eso y mucho más… Le amaré por completo, no a término medio…